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La energí­a limpia deberí­a volverse más barata y crecer aún más rápido

J. Doyne Farmer es el director del programa de economí­a de la complejidad en el Instituto de Nuevo Pensamiento Económico de la unidad de investigación y polí­ticas de Oxford. Y nos recuerda que es muy probable que la energí­a solar y eólica «se vuelvan aún más baratas y crezcan rápidamente «, señalando que «la velocidad a la que mejora un determinado tipo de tecnologí­a es notablemente predecible».El ejemplo más conocido es la Ley de Moore… Al igual que los chips de ordenador, muchas otras tecnologí­as también se vuelven exponencialmente más asequibles, aunque a ritmos diferentes. Algunos de los mejores ejemplos son las tecnologí­as de energí­a renovable, como los paneles solares, las baterí­as de litio y las turbinas eólicas. El coste de los paneles solares ha caí­do un promedio del 10% al año , lo que los hace unas 10.000 veces más baratos que en 1958, el año de su uso pionero para alimentar el satélite Vanguard 1. Las baterí­as de litio se han abaratado a un ritmo comparable, y el coste de las turbinas eólicas también ha caí­do de forma constante, aunque a un ritmo más lento.

Sin embargo, no todas las tecnologí­as siguen este curso. Los combustibles fósiles cuestan aproximadamente lo que costaban hace un siglo, ajustados a la inflación, y la energí­a nuclear no es más barata que en 1958. (De hecho, en parte debido a las mayores preocupaciones por la seguridad, es algo más cara).

El despliegue mundial de tecnologí­as sigue otro patrón, llamado curva S, que aumenta exponencialmente al principio y luego se estabiliza. Un análisis cuidadoso de la difusión de muchas tecnologí­as, desde los canales hasta Internet, permite predecir el ritmo de su adopción. Cuando una tecnologí­a es nueva, las predicciones son difí­ciles, pero a medida que se desarrolla, se vuelven más fáciles. La aplicación de estas ideas a la transición energética indica que es probable que tecnologí­as clave como la solar, la eólica, las baterí­as y los combustibles basados ​​en hidrógeno verde crezcan rápidamente y dominen el sistema energético en las próximas dos décadas. Y seguirán abaratándose cada vez más, lo que hará que la energí­a sea mucho más asequible que nunca. Esto ocurrirá primero en la generación de electricidad y luego en sectores que son más difí­ciles de descarbonizar, como la aviación y el transporte marí­timo de larga distancia.

Además, «los ahorros futuros compensan con creces las inversiones actuales, de modo que la transición tendrí­a sentido desde un punto de vista puramente económico incluso si no estuviéramos preocupados por el cambio climático.

Cuanto antes hagamos inversiones y adoptemos polí­ticas que faciliten la transición, antes lograremos los ahorros a largo plazo».

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