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Cómo planeó el Mossad su operación de buscapersonas explosivos: la penetración de Israel en Hezbolá

El Washington Post entrevistó a funcionarios libaneses, personas cercanas a Hezbolá y funcionarios de seguridad y polí­ticos israelí­es, árabes y estadounidenses sobre un plan de años de duración (originado en la sede del Mossad) que finalmente mató o mutiló «hasta 3.000 oficiales y miembros de Hezbolá, la mayorí­a de ellos figuras de retaguardia… junto con un número desconocido de civiles… cuando el servicio de inteligencia israelí­, el Mossad, activó los dispositivos de forma remota el 17 de septiembre».En el discurso inicial de venta a Hezbolá hace dos años, la nueva lí­nea de buscapersonas Apollo parecí­a perfectamente adecuada a las necesidades de un grupo de milicianos con una extensa red de combatientes y una reputación de paranoia ganada con mucho esfuerzo… Lo mejor de todo es que no habí­a riesgo de que los servicios de inteligencia israelí­es pudieran rastrear los buscapersonas. Los lí­deres de Hezbolá quedaron tan impresionados que compraron 5.000 de ellos y comenzaron a distribuirlos a combatientes de nivel medio y personal de apoyo en febrero. Ninguno de los usuarios sospechó que llevaban una bomba israelí­ ingeniosamente fabricada…

Los funcionarios israelí­es habí­an observado con creciente ansiedad cómo el grupo libanés añadí­a nuevas armas a un arsenal ya capaz de atacar ciudades israelí­es con decenas de miles de misiles guiados de precisión. El Mossad, el servicio de inteligencia israelí­ responsable de combatir las amenazas extranjeras al estado judí­o, habí­a trabajado durante años para penetrar en el grupo con vigilancia electrónica e informantes humanos. Con el tiempo, los lí­deres de Hezbolá aprendieron a preocuparse por la vulnerabilidad del grupo a la vigilancia y el pirateo informático israelí­es, temiendo que incluso los teléfonos móviles comunes pudieran convertirse en dispositivos de espionaje y seguimiento controlados por Israel. Así­ nació la idea de crear una especie de caballo de Troya de las comunicaciones, dijeron los funcionarios. Hezbolá buscaba redes electrónicas a prueba de piratas informáticos para transmitir mensajes, y el Mosad ideó un par de artimañas que llevarí­an al grupo de milicianos a comprar dispositivos que parecí­an perfectos para el trabajo: equipos que el Mosad diseñó y ensambló en Israel.

La primera parte del plan, walkie-talkies con trampas explosivas, comenzó a ser introducida en el Lí­bano por el Mosad hace casi una década, en 2015. Las radios móviles de dos ví­as contení­an paquetes de baterí­as de gran tamaño, un explosivo oculto y un sistema de transmisión que le daba a Israel acceso completo a las comunicaciones de Hezbolá. Durante nueve años, los israelí­es se contentaron con espiar a Hezbolá, dijeron los funcionarios, mientras se reservaban la opción de convertir los walkie-talkies en bombas en una futura crisis. Pero luego llegó una nueva oportunidad y un nuevo y deslumbrante producto: un pequeño buscapersonas equipado con un poderoso explosivo. En una ironí­a que no se aclararí­a hasta muchos meses después, Hezbolá terminarí­a pagando indirectamente a los israelí­es por las pequeñas bombas que matarí­an o herirí­an a muchos de sus agentes.

Como los lí­deres de Hezbolá estaban alerta ante un posible sabotaje, los buscapersonas no podí­an tener su origen en Israel, Estados Unidos o cualquier otro aliado israelí­. Así­, en 2023, el grupo empezó a recibir solicitudes para la compra en masa de buscapersonas Apollo de marca taiwanesa, una marca y una lí­nea de productos muy reconocidas con una distribución mundial y sin ví­nculos discernibles con intereses israelí­es o judí­os. La empresa taiwanesa no tení­a conocimiento del plan, dijeron los funcionarios… El responsable de marketing no tení­a conocimiento de la operación y no sabí­a que los buscapersonas se ensamblaban fí­sicamente en Israel bajo la supervisión del Mossad, dijeron los funcionarios… En una proeza de ingenierí­a, el componente de la bomba se ocultó con tanto cuidado que era prácticamente indetectable, incluso si se desmontaba el dispositivo, dijeron los funcionarios. Los funcionarios israelí­es creen que Hezbolá desmontó algunos de los buscapersonas e incluso es posible que los haya radiografiado.

«Miles de buscapersonas de la marca Apollo sonaron o vibraron a la vez, en todo Lí­bano y Siria», según el artí­culo, con una breve frase en árabe que decí­a «Ha recibido un mensaje cifrado». El procedimiento de descifrado con dos botones «garantizó que la mayorí­a de los usuarios sostuvieran el buscapersonas con ambas manos cuando detonara», según el artí­culo, aunque «menos de un minuto después, miles de otros buscapersonas explotaron por control remoto, independientemente de si el usuario habí­a tocado o no su dispositivo. Al dí­a siguiente, el 18 de septiembre, cientos de walkie-talkies explotaron de la misma manera, matando y mutilando a usuarios y transeúntes…»

«Mientras Hezbolá se tambaleaba, Israel atacó de nuevo, bombardeando la sede del grupo, los arsenales y los centros logí­sticos con bombas de 2.000 libras», concluye el artí­culo. Y el ataque «convenció a los lí­deres polí­ticos del paí­s de que Hezbolá podí­a ser puesto contra las cuerdas, susceptible de un desmantelamiento sistemático mediante ataques aéreos y, eventualmente, una invasión terrestre…»

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